Estamos absolutamente habituados y vemos como normal que desde los poderes públicos se financie, promueva y apoye la superstición religiosa. Y el problema de este ofensivo, ignorante y malversador comportamiento de nuestros gobernantes es que es contagioso y así, poco a poco la superstición en cualquiera de sus irracionales variantes va obteniendo nuevas parcelas de influencia y de reconocimiento público y social...
Así comienza la entrada que Diario de un ateo dedica a unas estrafalarias jornadas espiritistas que... bueno, mejor sigan leyendo, que merece la pena.
Con la perversión de la vieja idea de la "Libertad religiosa", los gobiernos financian timos, supersticiones e imponen preceptos pseudomorales basados únicamente en la irracionalidad más absoluta. Mientras, recortan en Ciencia e Investigación.
ResponderEliminar¿Es casual? Es claro que no.