Hasta la fecha, los casos de efectos dañinos causados por los cultivos transgénicos se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran cinco dedos. Incluyendo los económicos o sociales: aunque nos hayan contado historias de lo más truculentas, a la hora de la verdad los únicos datos sólidos con los que se puede criticar a este tipo de cultivos son el riesgo de que el mercado de semillas acabe en manos de unos pocos productores (a causa, paradójicamente, de lo restrictivo de su regulación) y, sobre todo, el lamento por la pérdida de unas prácticas agrícolas más tradicionales (y menos rentables para los agricultores, por cierto).
Seguramente irán por ahí los tiros en la conferencia programada para esta misma tarde en la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia, con un título tan impactante como... bueno, impactante:
Al menos, esa es la impresión que nos da al leer el currículum del ponente, que habría que completar con su período de presidencia de la asociación Bio-Bio Orgánico, que publica en su web reflexiones sobre los transgénicos tan "científicas" como esta
Pienso que lo peor que podemos hacer en un país es entregar nuestra autonomía a cualquier organismo, institución o empresa extranjera que inevitablemente operará buscando su propio beneficio a costa de nuestra dignidad, haciéndonos, ya sea de manera declarada o subrepticia, dependientes de ella.
Y es que, por lo visto, la cuestión está en que
La agricultura no es solo la gran empresa que exporta bienes, también aquellos que con sacrificio sostienen un modo de producción y de vida, más relacionado con la defensa de nuestras raíces que con los intereses de un mercado para el que en verdad, resultamos casi insignificantes.
Vamos, que lo correcto es esconder la cabeza, mantener las prácticas tradicionales (que no se han distinguido precisamente por llevar la prosperidad económica a aquellas zonas) y dar la espalda a esos mercados. Como decía aquel personaje de Miguel Mihura sobre la Torre Eiffel:
¿vienen los franceses a oírme tocar la gaita? No. Pues yo tampoco miro su torre y así les chincho.
Y un último apunte: viendo el currículum del conferenciante llama la atención eso de que sea
Investigador en agroecología y homeopatía para CIMA SUR (Centro de Investigación en Medicina y Agroecología), Chile.
Algo que suena de lo más rimbombante... siempre y cuando no nos pongamos a investigar qué es eso de CIMA SUR, que en su página web se define como
una empresa familiar dedicada a ofrecer asistencia médico veterinaria inspirada en conocimientos homeopáticos y de agricultura agroecológica
Y es que ya sabemos que el capitalismo de Monsanto es malísimo, pero si lo practicamos nosotros (y, encima, dando la apariencia de que nuestra empresa es alguna especie de centro oficial de investigación) ya es otra cosa, ¿verdad?