Los tiempos han cambiado. Durante décadas, incluso siglos, las máquinas de movimiento perpetuo eran cachivaches inútiles que construían, en algún rincón de su casa, autoproclamados genios que o no creían o, más comúnmente, ignoraban por completo las leyes de la termodinámica.
Pero ahora las cosas son muy distintas: ahora son grupos de personas los que se comunican por internet, se intercambian sus diseños y hasta montan sus propios congresos y ferias para hablar de esos inventos que supuestamente desafiarán el monopolio energético de las grandes empresas. Lo que no cambia, lamentablemente, es que esos inventos siguen siendo cachivaches inútiles, así que a la hora de la verdad lo único que desafían es la ingenuidad de sus creadores (o no, porque también hay que reconocer que en algunos casos los ingenuos no son precisamente los inventores).
Los que sí deben de ser unos ingenuos de tomo y lomo, en cambio, son los responsables del Ayuntamiento de Fuenlabrada (Madrid). Porque, miren por donde, han cedido sus instalaciones para la celebración de la pomposamente denominada "II Feria Mundial de Energía Libre". Una magna ocasión en la que, lamentablemente, no se nos va a explicar por qué no ha salido adelante ninguno de los inventos que se presentaron en la primera edición, pero que cuenta con un programa la mar de suculento:
Como pueden ver, lo único sensato es el "drinking" que se anuncia al principio de las jornadas, imprescindible para tragarse el resto de la programación. Y sí, es lo único sensato: la charla de Miguel Ángel Delgado, el mayor y mejor experto de nuestro país sobre la figura histórica de Tesla, hubiera sido también una inusitada muestra de cordura por parte de los organizadores, pero por supuesto no se va a celebrar, y el bueno de @rosenrod no se va a acercar por allí ni siquiera a compadecerse de las barbaridades que van a decir sobre el pobre Nikola.
Y todo ello, como decíamos, bajo el amparo del Ayuntamiento de Fuenlabrada, que no solo figura como patrocinador en el cartel, sino que cede las instalaciones de su Centro de Educación y Participación Ambiental Joven (CEPAJ), cuyo nombre, "La Pollina", se presta tanto al chiste fácil en relación con esta Feria que me permitirán que me abstenga de hacerlo.